Era secreto el camino, fabuloso de tristezas divinas,
hasta que las aguas vivientes me recordaron un nombre,
¡oh inefable! y una callada manera sencilla
de sosegar el pensamiento por una gracia tenaz.
Libre en el cielo, la espesura había dado a la tierra
su antigua primavera, dorada y tierna humildemente;
mis pasos, desterrados de tantos ayeres de alegría,
han consolado el afán que desde el invierno adormecido
a un abril incierto me avocaba, ¡ah! como si todo hombre
tuviera la paz y tan sólo yo fuera errante.
¡Sueños solamente para mí en presentimiento y en figura!
El alma allí se conoce y sola dejó de esperar
en el tembloroso parque donde parece a punto de renacer
yo no sé qué dios muerto, hijo del verdor y la fuente.
Carles Riba, Elegías de Bierville (Trad. Marta López Vilar). Ed. Libros del aire, 2011
Imagen: Mark Rothko, sin título
Música: Parápono-Xenitia, Eleftheria Arvanitaki
http://www.youtube.com/watch?v=_xU54RUGWDo&playnext=1&list=PL23BA569F354DDB98
3 comentarios:
Muchas gracias por acoger las palabras de Riba, su exilio y su regreso, en esta ciudad imprevista...
Un beso
Me ha encantado! Ademas la imagen acompaña perfectamente el poema.
"como si todo hombre tuviera la paz y tan sólo yo fuera errante".
Um poema fantástico! A Marta já me falou deste livro.
Um beijo, amigo.
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