Pienso en ti.
Siempre pienso en ti.
Las gentes me hablaron, pero no les hice caso.
En el cielo del atardecer vi un profundo azul chino del que la luna colgaba
como un farol redondo, amarillo,
y pensé en otra luna, la tuya,
esa que para ti tal vez fuera escudo reluciente de un héroe irónico
o delicado disco de oro de un lanzador sublime.
Estaba entonces sentada en un rincón del cuarto, sin la luz de la lámpara, cansada del día, oculta, por completo
entregada a la oscuridad,
las manos descansaban en el regazo, los ojos se me cerraban.
Pero en la cara interna de mis párpados aparecía pintada
tu imagen, pequeña, borrosa.
Bajo las estrellas caminé por jardines más sosegados,
ante siluetas de pinos, de casas chatas, mudas,
de empinados frontones,
bajo el manto mullido, sombrío, que sólo de cuando en cuando enganchaba
el chirrido de una rueda, desgarraba el grito del búho,
y sin decir una palabra hablaba de ti, amado, al perro silencioso, blanco,
de ojos de almendra al que guiaba.
Siempre pienso en ti.
Las gentes me hablaron, pero no les hice caso.
En el cielo del atardecer vi un profundo azul chino del que la luna colgaba
como un farol redondo, amarillo,
y pensé en otra luna, la tuya,
esa que para ti tal vez fuera escudo reluciente de un héroe irónico
o delicado disco de oro de un lanzador sublime.
Estaba entonces sentada en un rincón del cuarto, sin la luz de la lámpara, cansada del día, oculta, por completo
entregada a la oscuridad,
las manos descansaban en el regazo, los ojos se me cerraban.
Pero en la cara interna de mis párpados aparecía pintada
tu imagen, pequeña, borrosa.
Bajo las estrellas caminé por jardines más sosegados,
ante siluetas de pinos, de casas chatas, mudas,
de empinados frontones,
bajo el manto mullido, sombrío, que sólo de cuando en cuando enganchaba
el chirrido de una rueda, desgarraba el grito del búho,
y sin decir una palabra hablaba de ti, amado, al perro silencioso, blanco,
de ojos de almendra al que guiaba.
(...)
Gertrud Kolmar, Mundos (Ed. El acantilado)
Imagen: "Mujer jóven con origami" de Hokusai
1 comentario:
Es tan hermoso...ese comienzo, tal simple como delicado y de corazón que se abre sin sosiego ni pudor...
a veces la nostalgia tiene ese rostro...
un beso cansado,redactando exámenes...
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