EL VUELO DEL LECTOR
Quizá pienses que ya deberíamos estar cansados
el uno del otro
después de que haya corrido tanta lluvia por estas ventanas,
y de salir al jardín cuando despejaba,
y de las mismas flores amarillas y blancas,
y de tantas noches sin dormir
- y del coche de juguete dando vueltas en la mesilla de noche.
Sin embargo, sigues en mi hombro,
grillo o pájaro azul
o loro silvestre que clava las garras en la camisa chillona.
¿Es porque no te fastidio
con los invisibles mosquitos del significado,
si saco a los lebreles de la ansiedad de sus jaulas,
ni sostengo mi monstruoso espejo,
una cosa del tamaño de un campo de fútbol?
Sea lo que sea lo que te incite a quedarte,
me horroriza pensar en la mañana
en que me despierte y compruebe que te has ido,
que vuelas hacia mar abierto,
arrastrando los cables que nos unían
y dejándome sin nada que decir.
Pero no me malinterpretes.
No es que no pueda vivir sin ti,
o que no pueda sentarme debajo de un árbol cualquiera
sin sentir el deseo de sacar el bolígrafo del bolsillo,
o pasar un día agradable, tumbado en el sofá,
tapándome la boca con la mano.
No es que esté loco por ti
y que, en lugar de escribir una redacción de cinco párrafos,
te tire aviones de papel al otro extremo de la habitación,
o que no pueda esperar hasta la hora del patio
para volver a verte.
No es eso. No exactamente.
Quizá pienses que ya deberíamos estar cansados
el uno del otro
después de que haya corrido tanta lluvia por estas ventanas,
y de salir al jardín cuando despejaba,
y de las mismas flores amarillas y blancas,
y de tantas noches sin dormir
- y del coche de juguete dando vueltas en la mesilla de noche.
Sin embargo, sigues en mi hombro,
grillo o pájaro azul
o loro silvestre que clava las garras en la camisa chillona.
¿Es porque no te fastidio
con los invisibles mosquitos del significado,
si saco a los lebreles de la ansiedad de sus jaulas,
ni sostengo mi monstruoso espejo,
una cosa del tamaño de un campo de fútbol?
Sea lo que sea lo que te incite a quedarte,
me horroriza pensar en la mañana
en que me despierte y compruebe que te has ido,
que vuelas hacia mar abierto,
arrastrando los cables que nos unían
y dejándome sin nada que decir.
Pero no me malinterpretes.
No es que no pueda vivir sin ti,
o que no pueda sentarme debajo de un árbol cualquiera
sin sentir el deseo de sacar el bolígrafo del bolsillo,
o pasar un día agradable, tumbado en el sofá,
tapándome la boca con la mano.
No es que esté loco por ti
y que, en lugar de escribir una redacción de cinco párrafos,
te tire aviones de papel al otro extremo de la habitación,
o que no pueda esperar hasta la hora del patio
para volver a verte.
No es eso. No exactamente.
Billy Collins, Navegando a solas por la habitación
La Mujer leyendo es de Monet
y el Pequeño Vals es de Marlango:
2 comentarios:
jajajaja, este me he gustado y me ha hecho reir :)
http://es.youtube.com/watch?v=iuTNdHadwbk&feature=related
échale un ojo a esto
beso
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