SANDONG 1993, Marc Riboud
No aspiro a la verdad.
No busco, ni siquiera, ese leve sosiego
que cubre a las heridas
de vuelta y tras los años.
Es difícil el aire bajo esta marca errada
de no sé qué destino,
de no sé qué justicia.
Exhalo las palabras a la calle,
el tibio parpadeo de un instante vivido
como ese mar borroso que me explica
a través de los restos que dejo de mis pasos.
No lloro, no podría hacerlo,
me duele la consciencia de todo lo inmediato:
esta esquina inmutable ahora,
esta atmósfera lenta y transitoria,
donde pierde el lamento su sentido,
pero ya no su inercia.
No aspiro a la verdad.
No busco, ni siquiera, ese leve sosiego
que cubre a las heridas
de vuelta y tras los años.
Es difícil el aire bajo esta marca errada
de no sé qué destino,
de no sé qué justicia.
Exhalo las palabras a la calle,
el tibio parpadeo de un instante vivido
como ese mar borroso que me explica
a través de los restos que dejo de mis pasos.
No lloro, no podría hacerlo,
me duele la consciencia de todo lo inmediato:
esta esquina inmutable ahora,
esta atmósfera lenta y transitoria,
donde pierde el lamento su sentido,
pero ya no su inercia.
José Ángel García Caballero (en "La bolsa de pipas", Palma de Mallorca, abril de 2008)
Imagen: "Sandong, 1993" de Marc Riboud
e ouço muitas vezes nestes últimos dias a mistura da doce voz da Dulce Pontes com a harmonia do Enio Morricone:
1 comentario:
Feliz publicación. Y feliz VIERNES.
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