LA EXTRANJERA
La extranjera no sabe
que mi sangre es su casa, que
todo pájaro suyo
sólo ahí puede cantar y abrir
alas de su verano y se alza
como una sed de mundo
que no se puede apagar.
El pájaro encendido cuida
los huecos de la pérdida como
joyas que fueron sin remedio.
Canta allí, loco de luz, no renuncia
a sus monstruos.
La hora de los dioses
junta los pies y ese camino
en llamas.
La extranjera no sabe
que mi sangre es su casa, que
todo pájaro suyo
sólo ahí puede cantar y abrir
alas de su verano y se alza
como una sed de mundo
que no se puede apagar.
El pájaro encendido cuida
los huecos de la pérdida como
joyas que fueron sin remedio.
Canta allí, loco de luz, no renuncia
a sus monstruos.
La hora de los dioses
junta los pies y ese camino
en llamas.
Juan Gelman, Mundar (Ed. Visor, 2008)
Imagen:Imao Keinen "Pájaro sobre flores silvestres"
En los árboles:
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