AGENDA
Llegas de nuevo a casa Reconoces
en el antiguo fuego
de los días mortales las volátiles
cicatrices del pasado
esa caligrafía poco a poco
ilegible En el tiempo que te queda
hojeas esas páginas recorres
tu nueva agenda
señalas todavía encuentros marcas
los meses las semanas tan voraces
los días que te faltan de ese libro
finito
Marcas de nuevo días pero ignoras
las leyes de esa cuenta regresiva
Hoy apenas sabes que ninguna agenda
te dirá cuál es la exacta
fecha del decisivo último
encuentro Desconoces
qué páginas futuras dejarás
en blanco
Llegas de nuevo a casa Reconoces
en el antiguo fuego
de los días mortales las volátiles
cicatrices del pasado
esa caligrafía poco a poco
ilegible En el tiempo que te queda
hojeas esas páginas recorres
tu nueva agenda
señalas todavía encuentros marcas
los meses las semanas tan voraces
los días que te faltan de ese libro
finito
Marcas de nuevo días pero ignoras
las leyes de esa cuenta regresiva
Hoy apenas sabes que ninguna agenda
te dirá cuál es la exacta
fecha del decisivo último
encuentro Desconoces
qué páginas futuras dejarás
en blanco
Fernando Pinto do Amaral, A luz da madrugada (traducción de Viernes)
mi religión me prohibe las agendas, pero la ocasión creo que merece citarlas... dejo una imagen cotidiana de Lisboa donde se vislumbra mi querida Rua Àurea o Rua do Ouro
2 comentarios:
Hermoso poema, a pesar de que las agendas me parezcan tristes, el tiempo detenido en letras y memoria...a mí me cuesta leerlas, quizá por eso dejé de utilizarlas...
Un beso y estoy deseando tener ese libro recién traído de Lisboa...
Cuando uno-a viaja, cambia la agenda por el diario o un cuadernillo no notas y dibujos. No puedo dejar de sentirme de vacaciones viendo esta foto.
La llamas cotidianeidad y es esa también la sensación que nos produce esta ciudad -y otras- cuando vas de visita; una pasea y contempla deteniendo el tiempo, mientras, en las calles se respira lo cotidiano.
La bella Lisboa. Gracias por transportarme...sin agenda propia.
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