I
La poesía ha muerto, dice. Una pantalla
de televisión siempre repite lo que dice. Once segundos, como un endecasílabo,
y ya parece una noticia vieja. El viento y sus imágenes son una forma de
repetición. La poesía ha muerto, dice.
Cae la lluvia fuera de las estaciones,
sin la herida del tiempo, sobre el baúl de la ciudad, sobre los recuerdos y las
sábanas del amor desahuciado. La poesía ha muerto, es una noticia. Puede verse
el cadáver mientras la gente huye de sí misma, mira hacia otro lado, evita
contestar y un ciclo color aguardiente pudre la pantalla. Queda al fondo una
mujer a la que se le doblan las rodillas. La poesía ha muerto, dice.
Estuve muchas veces en la taberna donde
servía café para las mañanas de invierno y alcohol para las noches sin salida.
Estuve con ella, me manché con el delantal sucio de la misericordia. Ahora
sufro su muerte, callo y me siento más solo. Y pesa el reloj, y son frías las
paredes de la casa.
Luis García Montero, “Balada en la muerte
de la poesía” (Ed. Visor, 2016)
Imagen: Picasso
Música: Wim Mertens, The fosse
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