15.6.14

SIN TECHO



Llueve sobre las rectas calles
de la costumbres. Llueve un agua
posible, misteriosa, secreta, llueve un agua
de dar. Cae callada, pues ése
es su imperio: su mayor potestad,
estas hojas vencidas que nos tienen
sin bordes. El amor es el manto que nos cubre de pronto.
El lugar, unos ojos, una mirada al fin
de la noche sin habla,
más allá, traspasados, yo de ti, tú
de mí. Unidad, es bastante,
suficiente esta brisa,
este viento que pasa y nos colma de lluvia
y nos limpia la frente, porque somos ya uno:
uno solo en el otro, en el pie del que sufre
y en la sed del que clama.

El amor es el agua que ha llegado de pronto,
con su gracia cayendo libremente, completa,
cuando aún es de noche
-noche al fin clareada-. Y es porque llueve, llueve,
llueve un agua en silencio.
Llega hasta los bajos fondos
de la misericordia. Deja mudas
canciones, una paz
sin memoria, esta vida
sin techo ya.


Adolfo Cueto, Diverso.es (Ed. Visor, 2014)

Imagen: Paisaje bejo la lluvia, Van Gogh

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