8.11.09

pessoano



En la casa de enfrente de mí y de mis sueños,
¡qué felicidad hay siempre!

Viven allí personas que desconozco, que ya vi pero no vi.
Son felices, porque no son yo.

Los niños, que juegan a los sacos altos,
viven entre jarrones de flores,
sin duda, eternamente.

Las voces, que suben del interior de lo doméstico,
cantan siempre, sin duda.
Sí, deben cantar.

Cuando hay fiesta aquí fuera, hay fiesta allí dentro.
Así tiene que ser donde todo se ajusta –
el hombre a la Naturaleza, porque la ciudad es Naturaleza.

¡Qué gran felicidad no ser yo!

Pero los otros, ¿no se sentirán así también?
¿Qué otros? No hay otros.
Lo que los otros sienten es una casa con la ventana cerrada,
o, cuando se abre,
es para que los niños jueguen en el balcón de rejas,
entre los jarrones de flores que nunca vi cuáles eran.

Los otros nunca sienten.
Quienes sienten somos nosotros,
sí, todos nosotros,
hasta yo, que en este momento ya no estoy sintiendo nada.

¿Nada? No sé…
Un nada que duele…




Álvaro de Campos (Trad. Viernes)


Música muy pessoana a cargo de Ana Moura:

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