25.1.07

Sillas vacías


EL MÉTODO STANISLAVSKI



Veinticuatro horas viviendo con una silla.
Saca la silla que vive dentro de ti, te ayudará
tener corazón de mimbre.

Hay una silla en ti.
Algo concreto, palpable.

Reconstruye tu pasado a las órdenes del director.
Para ejecutar este papel
piensa en una dolorosa frivolidad.
Ahora en algo que te de miedo: aquel día entero que pasaste viviendo
en un territorio cartográficamente inasible
debajo de la cama de tus padres.

Vive junto a alguien que está enamorado de ti
e imagina que la quieres.
Cuando ella te deje sufrirás
más de lo que harías si la amases de veras.

Ya has interiorizado el método. Puedes comenzar a trabajar.

Ahí la tienes. No, no es la vida.
Pero lo que sea, ahí lo tienes.

No sientas, al menos, cuando alargues tu mano hacia ella
que como quien caza fantasmas a ciegas,
atraviesas el aire,
tanteas la nada,
que ella no es sino un peldaño frío
que no te atreves a bajar.

Ahí la tienes. Agarra su mano.
Tu alma
a cambio de esa clavícula, desnuda y desencajada,
la clavícula que más adoras entre sus dos hombros.

A veces para ser silla
es suficiente olvidar
cómo se parpadean los ojos.

Una vez que seas silla, deja que las bestias hagan lo demás
al subirse a tu regazo de mimbre.
Sé silla y espera

sentado.

Harkaitz Cano
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Imagen: "Silla con pipa" de Van Gogh

1 comentario:

maría nefeli dijo...

El poema me ha estremecido...interiorizar e improvisar...extraño juego de vida...
Un beso