As tuas palavras são de festa e despedida
pois
tu amas o adeus de cada instante
y
não a eternidade sem adeus.
MANUEL ALEGRE
Amaba las cosas que eran mías:
el silencio desnudo, salpicado de agua,
la piedra limpia donde crecían los dioses
y bajo los ríos reposaba.
Nada era vencido por el tiempo
y nada era mayor que esa blancura.
Caminaba ciega por los valles,
amada por la tierra.
Recogía flores en desiertos de sombra,
con todo el fulgor de la alegría posado
en cada gesto.
No existía el principio ni el fin del
vuelo de los pájaros.
Cruzaban el aire
en círculos de nieve, buscando la mañana.
Besé la claridad como bebía el agua más
pura
de limpios manantiales.
Y casi te hice eterno.
Pero nunca pude adivinar
lo que la mano de la noche
estaba haciendo
- tan callada y lenta -
al fondo de esta luz,
a cada instante:
un eterno adiós de todo aquello tan
hermoso
que fue mío y ya no estaba.
Marta López Vilar, En las aguas de octubre (Ed. Bartleby, 2016)
Imagen: Calipso promete la inmortalidad a Odiseo, Jan Styka
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