26.7.14

LAS ROSAS DE BABILONIA

No me preguntes cómo pasa el tiempo.
Liu Kiu Ling


No me preguntes cómo pasa el tiempo.
El caso es que ya estoy un poco sordo
y el pelo me blanquea. Sin embargo,
aún siento un no sé qué, algo muy tenue
(como un temblor de luna en un estanque),
aquí, justo en la boca del estómago,
cada vez que te miro. Qué curioso,
qué curioso, ¿verdad? Qué raro: el tiempo,
que en Babilonia destruyó las rosas,
que terminó con Júpiter y a polvo
redujo los imperios y las caras
(que todo se lo llevó por delante
como un rinoceronte enloquecido),
me parece que hoy se va a dejar
los dientes (por lo menos), en su inútil
empeño de ir borrándote esos ojos
que intactos —yo lo quiero— aquí se quedan.


Víctor Botas

Imagen: Jardines colgantes de Babilonia. Heemskerck.

6.7.14

EXPEDICIÓN

                                                           Lo intacto, tarda.
                                                           ANTÓNIO RAMOS ROSA

Del corazón a lo perdido
hay una enorme distancia de nieve,
un solo de Miles Davis por el aire
y unos pasos que no dejan huella.

La memoria observa en silencio
las heladas cumbres lejanas,
mide sus peligrosos riscos,
sus laderas inaccesibles
y poco a poco se resigna como un escalador solitario
que sabe que por ahora es inútil
intentar de nuevo cualquier expedición,
y desde su tienda de campaña azotada por el viento
como una bandera abandonada
mira encogido, con tristeza y con frío
su derrota en las extensiones de la blancura.

Lo intacto, tarda.


Ramón Cote Baraibar, Como quien dice adiós a lo perdido. (Valparaíso ediciones, 2013)

Imagen: Chico en el Monte Fuji. Hokusai.