El deseo
No quiero la eternidad,
la trama interminable
de una roca que confía
día tras día
en la duración perpetua.
Quiero ser lo que pasa:
la leve nube blanca
que se deshace en el espacio,
la humareda de un reactor
en el cielo vacío y claro.
No me agrada ni me seduce
vivir después de haber vivido.
Antes prefiero el relámpago
que rasga el cielo sombrío,
una hoja de álamo
en el suelo de un viaje
y la lluvia fugaz
que cae sobre las ciudades.
Prefiero un vuelo de pájaro
a todo cuanto es eterno.
A todo lo que perdura
prefiero lo que perece:
la sombra fugitiva
en el día luminoso
de los narcisos y las rosas;
los instantes que rigen,
en la noche indecorosa,
el amor de los amantes,
sus gritos, sus gemidos;
el pétalo fugaz
herido por el otoño.
Me conformo con el trayecto
entre una puerta abierta
y una puerta cerrada
en plena madrugada
o en la más cándida mañana.
Mi Dios es relámpago,
el breve resplandor
que precede al gran sueño.
Me niego a durar
y a permanecer.
Nací para no ser,
para ser el que no es
después de tanto soñar,
después de tanto vivir.
Lêdo Ivo, Plenilunio
(Trad. Martín Lopez-Vega)
No quiero la eternidad,
la trama interminable
de una roca que confía
día tras día
en la duración perpetua.
Quiero ser lo que pasa:
la leve nube blanca
que se deshace en el espacio,
la humareda de un reactor
en el cielo vacío y claro.
No me agrada ni me seduce
vivir después de haber vivido.
Antes prefiero el relámpago
que rasga el cielo sombrío,
una hoja de álamo
en el suelo de un viaje
y la lluvia fugaz
que cae sobre las ciudades.
Prefiero un vuelo de pájaro
a todo cuanto es eterno.
A todo lo que perdura
prefiero lo que perece:
la sombra fugitiva
en el día luminoso
de los narcisos y las rosas;
los instantes que rigen,
en la noche indecorosa,
el amor de los amantes,
sus gritos, sus gemidos;
el pétalo fugaz
herido por el otoño.
Me conformo con el trayecto
entre una puerta abierta
y una puerta cerrada
en plena madrugada
o en la más cándida mañana.
Mi Dios es relámpago,
el breve resplandor
que precede al gran sueño.
Me niego a durar
y a permanecer.
Nací para no ser,
para ser el que no es
después de tanto soñar,
después de tanto vivir.
Lêdo Ivo, Plenilunio
(Trad. Martín Lopez-Vega)
Imagen: Paisaje, Amadeo de Souza-Cardoso
Música: Eleni Karaindrou, Lento largo
http://www.youtube.com/watch?v=OOUJu0VvKdI
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