5.9.07


TRAS UNA NOCHE DE ASOMBRO



Estaba en una orilla con un árbol en llamas en la mano
iluminando a una mujer que atravesaba el río
agarrada a la cola de un caballo...
Cuando ella se acercó, él no dijo:
“Vengo de un lugar donde arde todo el bosque”.
Y cuando él la abrazó, ella no dijo:
“Vengo de un lugar donde sigue sentada la mujer de Samaria a la orilla del pozo...”

Ambos callaron... Primero porque
los vivía lo inexpresable,
y después porque vivían la palabra sólo para la imagen...




Vladimir Holan

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Imagen: Praga, agosto 2007

1 comentario:

maría nefeli dijo...

Vivir lo inexpresable...el único no-lugar hermoso...
un beso