5.6.07


LISBON REVISITED 1926




Nada me ata a nada.

Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo.

Con la angustia del ávido de carne anhelo

no sé bien qué:

definidamente lo indefinido...

Duermo inquieto, y vivo el soñar inquieto

del que duerme inquieto, a medias soñando.


Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.

Corrieron las cortinas ante todas las hipótesis

que habría podido ver en la calle.

En el callejón donde me encuentro no está

el número de puerta que me dieron.

Desperté a la misma vida

que me había adormecido.

Hasta mis ejércitos soñados sufrieron la derrota.

Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.

Hasta la vida sólo deseada me harta -hasta esa vida...

Comprendo a intervalos inconexos,

escribo en los lapsos de cansancio

y es tedio hasta del tedio lo que me arroja a la playa.

No sé qué destino o futuro compete

a mi angustia sin timón;

no sé qué islas del Sur imposible son las que

me aguardan, náufrago,

o qué palmares de literatura me darán un verso

al menos.


No, no sé esto, ni sé otra cosa, ni sé nada

de nada...

Y en el fondo de mi espíritu, donde sueño

lo soñado,

en los campos más remotos del alma,

donde recuerdo sin causa

(y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas),

en los caminos y atajos de las florestas lejanas,

donde supuse mi ser,

huyen desmantelados,

últimos restos de la ilusión final,

mis ejércitos soñados,

derrotados sin haberlo sido,

mis cohortes por existir,

despedazadas en Dios.


Otra vez vuelvo a verte,

ciudad de mi infancia pavorosamente perdida...

Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí...

¿Yo? Pero, ¿soy yo el mismo que aquí vivió

y aquí volvió,

y aquí volvió a volver y a volver,

y aquí de nuevo ahora ha vuelto a volver?

¿O todos los Yo con los que aquí estuve,

o que estuvieron, somos

una serie de cuentas-entes ensartadas en un hilo-memoria,

una serie de sueños de mí

por alguien que hay fuera de mí?


Otra vez vuelvo a verte,

el corazón más lejano, el alma menos mía.


Otra vez vuelvo a verte -Lisboa y Tajo y todo--,

transeúnte inútil de ti y de mí,

extranjero aquí como en todas partes,

tan casual en la vida como en el alma,

fantasma errante por los salones del recuerdo

envuelto por el ruido de ratas y de maderas que crujen

en el castillo maldito de tener que vivir..


Otra vez vuelvo a verte,

sombra que pasa a través de las sombras

y brilla un instante a una fúnebre luz desconocida

y se adentra en la noche cual estela de barco al perderse

en el agua que dejamos de oír...


Otra vez vuelvo a verte,

pero, ¡ay, a mí no vuelvo a verme!

Se ha roto el espejo mágico en el que volvía a verme idéntico

y en cada fragmento fatídico sólo veo un pedazo de mí

-un pedazo de ti y de mí.




Álvaro de Campos

2 comentarios:

maría nefeli dijo...

Siento que estamos leyendo lo mismo...yo esbozo Lisboa en octubre...creo que no podría ser en otro mes...
un beso

Nochestrellada dijo...

que bellas palabras...
me recuerda un poco a Benedetti...
y alguna de las cosas que alguna vez escribí..
me siento muy identificada en muchos de sus versos...

sentir que una parte de uno quedó allí, y qué una parte de ella late en uno...