
GALILEO.
Es tan blanca la luz en este valle
y esta tan claro el cielo
que he visto algo asombroso, verdad pura
en esta noche de herejía.
El agua se detuvo en su equilibrio
y me alejó de su caudal,
mi cuerpo era del aire,
perdido en el ápice de un reloj
gritaba
y entre la arena
mi voz era un principio sin constancia,
como un campo baldío
bajo la lluvia inerte de mi imagen.
Ahora,
apenas llega el sol hasta mi celda
y no olvido mi sueño,
la conciencia es un vértigo sin manos,
como esta herida en la que abjuro.
Es tan blanca la luz en este valle
y esta tan claro el cielo
que he visto algo asombroso, verdad pura
en esta noche de herejía.
El agua se detuvo en su equilibrio
y me alejó de su caudal,
mi cuerpo era del aire,
perdido en el ápice de un reloj
gritaba
y entre la arena
mi voz era un principio sin constancia,
como un campo baldío
bajo la lluvia inerte de mi imagen.
Ahora,
apenas llega el sol hasta mi celda
y no olvido mi sueño,
la conciencia es un vértigo sin manos,
como esta herida en la que abjuro.
Rafael Correcher, El azul de los lápices (Ed. Denes, 2009, Premio César Simón de Poesía)
La imagen es de Giorgio de Chirico
Estoy muy contento hoy de teclear este post, que anuncia que el próximo 5 de mayo se presenta el libro El azul de los lápices de mi buen amigo y "alumno" Rafa Correcher, a las 19.00 en el salón de actos de la facultad de informática de la UPV. Es un libro comedido, donde cada verso parece estar meditando el siguiente, desdeña del ruido y de los gestos esntentóreos, mira su circunstancia con distancia y de puntillas se acerca a algo parecido al entendimiento... Unos versos, de los que esta canción que dejo ahora de Leonard Cohen, bien podría ser su banda sonora... Disfruten de las palabras y de la música: