
LA TORMENTA
Y comienza
creciendo la intemperie
dentro del corazón.
Se levantan los brazos del mar
agitando las velas desgarradas,
y todo a la deriva.
Se tambalean los bultos enormes y mal atados
de los recuerdos,
se desplazan por la cubierta abarrotada
los toneles rotos de la prudencia
y las cajas mal cerradas de las viejas heridas.
El viento convierte en papel
el duro trabajo de años en los astilleros de la vida.
Y el cielo con todos los colores de lo oscuro
bramando por encima de nosotros
en evidente desamparo.
Y sólo ha sido el perfume que el llevaba
y que ha vuelto,
por sorpresa,
dios sabe desde qué chaqueta desconocida
al fondo del autobús.
Y comienza
creciendo la intemperie
dentro del corazón.
Se levantan los brazos del mar
agitando las velas desgarradas,
y todo a la deriva.
Se tambalean los bultos enormes y mal atados
de los recuerdos,
se desplazan por la cubierta abarrotada
los toneles rotos de la prudencia
y las cajas mal cerradas de las viejas heridas.
El viento convierte en papel
el duro trabajo de años en los astilleros de la vida.
Y el cielo con todos los colores de lo oscuro
bramando por encima de nosotros
en evidente desamparo.
Y sólo ha sido el perfume que el llevaba
y que ha vuelto,
por sorpresa,
dios sabe desde qué chaqueta desconocida
al fondo del autobús.
Elena Escribano Alemán, de Reincidencias. Diputación de Soria, 2007.
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Imagen: La tormenta de nieve, de Turner