30.1.08

sueños


“POR QUÉ ME DESPERTÉ



SOLO entre los durmientes.” Surgido de las aceras de ciudades extranjeras – delgado haz de otoño - , ¿quién era? Deambulando de calle en calle en la grisalla, sonido de pasos en la acera, entre horas, pensé en dónde podría entrar. Por qué lo hice. Pensé en todo como un punto medio, dónde encontrar un filo, encontrar una altura. Pensé en esta niebla, por qué. En algún lugar nuestros bosques nos lloran, aquellos a quienes más habían querido, y el nadador plateado da brazadas silenciosas, cuán lejos de la orilla es difícil decirlo.



Anne Carson


Imagen: "Ciudad del sueño" de Paul Klee

26.1.08

Nada que decir


NADA QUE DECIR




Para naciones imprecisas como maleza,
para los nómadas que viven entre las rocas,
tribus de baja estatura y cara de enfado,
y para las familias unidas por adoquines
en pueblos con molinos de oscuras mañanas,
la vida es una muerte lenta.

Y también sus distintas maneras
de edificar, de bendecir,
de medir el amor y el dinero
son variantes de una muerte lenta.
El día que uno pasa cazando un cerdo
o celebrando una fiesta en el jardín,

horas que dan fe
o dan a luz, avanzan
hacia una muerte igualmente lenta.
Y decir eso para algunos
no significa nada; a otros les deja
sin nada que decir.

Philip Larkin


Imagen: "Melancolía de un bonito día" de Giorgio de Chirico


y Cristina Branco sonando:


20.1.08

trobada


Al fons de l'ull,

textures

de plenituds que cremen

(negatius caducats, pal.lidesa esclatant).


De tant petits com som, semblem eterns.



Rubén Luzón, Cames ajudeu-me (Ed. Denes)


Imagen: "El vuelo del fuego" de Eva grande

17.1.08

Nostalgia


Pienso en ti.
Siempre pienso en ti.
Las gentes me hablaron, pero no les hice caso.
En el cielo del atardecer vi un profundo azul chino del que la luna colgaba
como un farol redondo, amarillo,
y pensé en otra luna, la tuya,
esa que para ti tal vez fuera escudo reluciente de un héroe irónico
o delicado disco de oro de un lanzador sublime.
Estaba entonces sentada en un rincón del cuarto, sin la luz de la lámpara, cansada del día, oculta, por completo
entregada a la oscuridad,
las manos descansaban en el regazo, los ojos se me cerraban.
Pero en la cara interna de mis párpados aparecía pintada
tu imagen, pequeña, borrosa.
Bajo las estrellas caminé por jardines más sosegados,
ante siluetas de pinos, de casas chatas, mudas,
de empinados frontones,
bajo el manto mullido, sombrío, que sólo de cuando en cuando enganchaba
el chirrido de una rueda, desgarraba el grito del búho,
y sin decir una palabra hablaba de ti, amado, al perro silencioso, blanco,
de ojos de almendra al que guiaba.
(...)



Gertrud Kolmar, Mundos (Ed. El acantilado)


Imagen: "Mujer jóven con origami" de Hokusai

12.1.08

hasta siempre


EN TI ME QUEDO




De vuelta de una gloria inexistente,

después de haber avanzado un paso hacia ella,

retrocedo a velocidad indecible,

alegre casi como quien dobla la esquina de la calle

donde hay una reyerta,

llorando avergonzado como el adolescente hijo de viuda

sexagenaria y pobre

expulsado de la academia vespertina

en la que era becario.


Estoy aquí,

donde yo siempre estuve,

donde apenas hay sitio para mantenerse erguido.

La soledad es un farol certeramente apedreado:

sobre ella me apoyo.

La esperanza es el quicio de una puerta

de la casa que fue desarraigada

de sus cimientos por donde entro y salgo

cuando paso del nunca (me quisiste) al todavía (te odio),

del tampoco (me escuchas)

al también (yo me callo),

del todo (me hace daño) al nada (me lastima).


No importa, sin embargo.


Los aviones de propulsión a chorro salvan rápidamente

la distancia que separa Tokio de Copenhague,

pero con más rapidez todavía

me desplazo yo a un punto situado a diez centímetros

de mí mismo,

deprisa,

muy deprisa,

en un abrir y cerrar de ojos,

en sólo una diezmilésima de segundo,

lo cual supone una velocidad media de setenta

kilómetros a la hora,

que me permite,

si mis cálculos son correctos,

estar en este instante aquí,

después mucho más lejos,

mañana en un lugar sito a casi mil millas,

dentro de una semana en cualquier parte

de la esfera terrestre,

por alejada que os parezca ahora.


Consciente de esa circunstancia,

en muchas ocasiones emprendo largos viajes;

pero apenas me desplazo unos milímetros

hacia los destinos más remotos,

la nostalgia me muerde las entrañas,

y regreso a mi posición primera

alegre y triste a un tiempo

-como dije al principio:

alegre, porque sé que tú eres mi patria,

amor mío;

y triste,

porque toda patria, para los que la amamos,

-de acuerdo con mi personal experiencia de la patria-

tiene también bastante de presidio.


Así,

en ti me quedo,

paseo largamente tus brazos y tus piernas,

asciendo hasta tu boca, me asomo

al borde de tus ojos,

doy la vuelta a tu cuello,

desciendo por tu espalda,

cambio de ruta para recorrer tus caderas,

vuelvo a empezar de nuevo,

descanso en tu costado,

miro pasar las nubes sobre tus labios rojos,

digo adiós a los pájaros que cruzan por tu frente,

y si cierras los ojos cierro también los míos,

y me duermo a tu sombra como si siempre fuera

verano,

amor,

pensando vagamente

en el mundo inquietante

que se extiende -imposible- detrás de tu sonrisa.




Ángel González

8.1.08

pausa


PAUSA



Nada sucede entre estaciones,
pasajes
de ninguna ciudad.

Es demasiado pura tanta espera
de nada,
de sí misma.

Y todo cierra tarde.
Los centros comerciales, la muerte, los veranos,
este día cansado cierra tarde
pero aquello que nace llega tarde a la cita.

La vida está de paso.

Es un túnel la luz
y nos deja en las manos
una apariencia blanca.



José Luis Gómez Toré, Fragmentos de un cantar de gesta

Imagen: J.W.Turner: Norhan Castle, amanecer

y suena Mussorgsky

2.1.08

Habla suavemente


HABLA SUAVEMENTE




Habla suavemente, eres mayor que el
que fuiste durante tanto tiempo; eres mayor
que tú mismo (y sigues sin saber aún
qué son la ausencia, la poesía y el oro).

Un agua parda inundó la calle; una tormenta
fugaz sacudió la ciudad lisa y soñolienta. Cada
tormenta es una despedida, cientos de fotógrafos
parecen voltear encima nuestro, con el flash
inmortalizan los segundos de temor y pánico.

Sabes qué es el luto, una desesperanza tan súbita
que ahoga el ritmo del corazón y el futuro.
Lloraste entre extraños, en una tienda moderna
donde no paraba de circular el ágil dinero.

Viste Venecia y Siena, y en las telas, en la calle,
Madonnas tristes y jóvenes que querían ser
chicas normales y bailar en los carnavales.

Viste también pequeñas ciudades que no eran bellas,
viejas personas hartas del sufrimiento y del tiempo.
En iconos medievales brillaban los ojos de santos
morenos, ojos ardientes de animales salvajes.

Cogiste guijarros de la playa, la Galère,
y a veces sentías una gran ternura
(hacia ellos y el pino esbelto, hacia aquellos
que estaban contigo y hacia el mar
que siendo tan fuerte está muy solo),

tan grande como si todos fueran huérfanos
del mismo hogar, separados para siempre
y entregados a los breves instantes de visión
en las frías prisiones de la contemporaneidad.

Habla suavemente: ya no eres joven,
la revelación debe negociar con semanas de ayuno,
tienes que elegir y renunciar, tomarlo con tiempo

y hablar muchas horas con enviados de secos
países y labios agrietados, tienes que esperar,
escribir cartas, leer libros de quinientas páginas.
Habla con más calma. No renuncies a la poesía.


Adam Zagajewski, Deseo

Imagen: "Las habladoras" de Camille Claudel

y suena Wim Mertems, "struggle for pleasur", valga como deseo o presagio de estos nuevos días...

http://www.youtube.com/watch?v=r93Oayq09Lk